lunes, 20 de diciembre de 2010

El Santísimo Sacramento de la Eucaristía

En esta entrada del blog voy a intentar dar una visión general del carácter sagrado de la Eucaristía. Hay muchos libros, folletos y web sites

jueves, 9 de diciembre de 2010

Catequesis del Sacramento de la Reconciliación

¿Qué se tiene que tener en cuenta para confesarse?

1. Conciencia de pecado (examen de conciencia)
2. Arrepentimiento
3. Propósito de enmienda
4. Confesión sacramental
5. Penitencia

1. En cuanto a la conciencia de pecado tenemos que hacer un examen de conciencia, para saber qué es lo que tenemos que confesar.

En primer lugar debemos saber si el pecado es mortal o venial. El pecado mortal es el que nos separa de la gracia de Dios completamente. Se llama "mortal" porque el estado del alma es tal que en caso de morir en ese estado, no podríamos salvarnos, es decir mereceríamos la condenación eterna.* Si tenemos conciencia de estar en pecado mortal no debemos comulgar, porque en primer lugar sería un sacrilegio, una ofensa muy grave contra Dios a quien debemos todo nuestro respeto, nuestra veneración, nuestra adoración. Siendo infinitamente bueno, siendo la Bondad misma, no merece que le hagamos ni siquiera la menor ofensa, y mucho menos cometer ningún sacrilegio contra Él. Esta consideración debería ser suficiente para evitar el sacrilegio a toda costa, pero además hay otra situación: Si alguien se acerca en estado de pecado mortal a la comunión, se está haciendo reo de condenación. Esto significa que en lugar de santificarme estaría logrando el efecto contrario. (I Cor. 11, 27-32). No lo hagamos por ningún motivo.

El pecado "venial" son aquellas faltas leves, cometidas por debilidad, por descuido, que no nos hacen perder la gracia santificante (o sea la amistad con Dios) y aunque es bueno confesarlas ante el sacerdote, no es necesario. También hay que pedirle perdón a Dios por esas faltas y hacer oración y penitencia para que Él nos perdone. Y también hacer el propósito de ir corrigiendo en nuestras vidas aún esas faltas medianas o pequeñas.

Para que una acción nuestra se considere pecado debe realizarse libremente, es decir, esa acción debe ser hecha a sabiendas y voluntariamente.

De ahí salen las tres condiciones para que un pecado se considere pecado mortal:

a) materia grave (que vaya gravemente en contra de alguno de los mandamientos de la ley de Dios o de la ley de la Iglesia),
b) pleno conocimiento (o sea, saber que lo estoy haciendo y saber que lo que estoy haciendo es pecado), y
c) pleno consentimiento (o sea, que lo acepto completamente con mi voluntad).

Por eso es bueno hacer con frecuencia el examen de conciencia (de preferencia cada noche antes de irnos a dormir).

Para hacer el examen de conciencia antes de confesarse es bueno tener un esquema en el que revisemos cada uno de los mandamientos de la ley de Dios y de la ley de la Iglesia y ver si no hemos ido en contra de ellos. También es necesario decir algunos detalles como el número aproximado de veces que lo hemos cometido y otras circunstancias atenuantes o agravantes que ayuden al padre a hacer un juicio acerca de nuestro sincero arrepentimiento y sincero propósito de enmendarnos y para que tenga elementos para ayudarnos y guiarnos en nuestro camino hacia la santidad. Debemos ser completamente sinceros con el sacerdote. Hay que recordar que este no es un juicio para condenar, sino al contrario, es un juicio para perdonar. Igual que en el Sacramento de la Eucaristía se cometería sacrilegio si se acerca uno en estado de pecado, aquí, en el Sacramento de la Reconciliación, se cometería sacrilegio si no es uno sincero y trata uno de ocultar algún pecado mortal intencionalmente. Además la sinceridad nos ayuda a nosotros mismos a ir saliendo de nuestros pecados y debilidades y nos acerca más a la santidad, es decir a la amistad con Dios.

Otra forma de hacer nuestro examen de conciencia para irnos a confesar es revisar la lista de las virtudes y los vicios que se les oponen, para ver si realmente estamos luchando para alcanzar aquellas virtudes y alejarnos de los vicios.

Igualmente podemos revisar cómo nos estamos esforzando u organizando para realizar las obras de misericordia materiales y espirituales.

Y ya cuando hemos alcanzado un cierto nivel de "estabilidad" espiritual, también sería de provecho referirnos a las bienaventuranzas y analizar qué más podemos hacer para que nuestra alma sea más agradable a Dios, para poderle dar mayor gloria.

Para resumir los esquemas del examen de conciencia, los vuelvo a mencionar aquí:

a) Mandamientos de la ley de Dios y mandamientos de la Iglesia.
b) Lista de las virtudes y los vicios que se les oponen.
c) Obras de misericordia materiales y espirituales.
d) Las bienaventuranzas.

De todos estos esquemas, lo básico son los Mandamientos de Dios y de la Iglesia. El cumplimiento de esos mandamientos es lo que nunca debe faltar. Los demás vienen "encima" de ellos, como para ir perfeccionando nuestro "edificio" espiritual. Y no digo que las virtudes, las obras de misericordia y las bienaventuranzas no sean importantes: sí lo son, y mucho. Incluso puede uno acudir a esquemas de desarrollo humano, como son los valores del desarrollo integral, que no proceden de la tradición religiosa, pero que nos ayudan a visualizar cómo aprovechar los recursos humanos que Dios nos ha dado y de los que somos responsables ante Él.

Por otro lado también hay que tener en cuenta que nuestra vida espiritual es una relación personal con Dios. El uso de esquemas debe ayudar y no estorbar esa relación. A veces cuando estamos agobiados por el peso de nuestros pecados y queremos pedirle ayuda y perdón a Dios, esos esquemas sirven como cuerdas o escaleras que nos ayudan a acercarnos a Él.

2. El arrepentimiento es una actitud del alma que nos hace rechazar o aborrecer aquellas acciones que han ofendido a un Dios infinitamente bueno. Consiste en reconocer que es completamente inadecuado coresponder con ingratitud a Aquél que lo único que ha hecho es amarnos y hacernos el bien por pura misericordia. Y que además ha llegado al extremo de encarnarse y venir hacia nosotros y hacer el sacrificio máximo de amor para salvarnos de nuestro pecado (original) y nuestros pecados (personales). Siendo completamente inocente aceptó el extremo sufrimiento, la humillación y la muerte para regalarnos la salvación. Entonces, si el precio de la salvación fue tan alto, nosotros debemos corresponder a ese regalo y no permitir que haya sido un sacrificio inútil, en vano; debemos hacer cualquier cosa para aprovecharlo. Ese regalo de la salvación ya está ahí, disponible, ahora está en nosotros hacer lo necesario, "estirar la mano", para alcanzarlo.

El ser humano está inclinado al pecado, esta es una realidad que tenemos que aceptar. Debemos ser humildes y aceptar que somos débiles y pedirle humilde y confiadamente a Dios que nos ayude a superar nuestros vicios y limitaciones. Él nos quiere ayudar, pero quiere que nosotros pongamos lo que está de nuestra parte. Si no le pedimos perdón, el no nos puede perdonar. Y Él conoce el fondo de nuestras conciencias, por lo que no tiene caso tratar de engañarlo, Él nos conoce incluso mejor que nosotros mismos. Entonces le podemos pedir que nos ayude a ser mejores, como Él quiere que seamos. Podemos incluso reconocer que no siempre somos completamente sinceros y pedirle a Él que nos ayude a ser más sinceros tanto en nuestro propósito de enmienda como en nuestro arrepentimiento.



Es una gran bendición que Jesucristo haya instituído el sacramento de la Penitencia. Es un medio magnífico y muy eficaz para que podamos limpiar nuestra alma de las manchas del pecado y así estar libres para acercarnos a Él con más confianza. Para el perdón de los pecados graves no es suficiente pedirle "directamente" perdón a Dios; es necesario ir con el sacerdote, quien perdona los pecados en nombre de Dios. Esto es muy bueno, porque entre otras cosas necesitamos un punto de referencia objetivo, fuera de nosotros mismos para que esa atadura del pecado pueda ser desatada.

Una oración que ayuda a expresar nuestro arrepentimiento es el "Acto de Contrición". Hay varias formas, una de las cuales es la siguiente:

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero,me pesa de todo corazón haber pecado, porque he merecido el infierno y he perdido el cielo, y sobre todo porque te ofendí a Tí, que eres bondad infinita, y a quien amo sobre todas las cosas. Propongo firmemente, con tu ayuda, enmendarme, cumplir la penitencia, y evitar las ocasiones próximas de pecado.               Amén.
* En caso de peligro de muerte, hay que hacer un acto de contrición perfecta. Esto consiste en arrepentirnos de todos nuestros pecados, tanto mortales como veniales teniendo como motivo de arrepentimiento el haber ofendido a Dios que es bondad infinita. No sería una contrición perfecta si el motivo de mi arrepentimiento es por las consecuencias negativas que esos pecados me han traído o me pueden traer a mi (como daños a mi salud, a mi economía, a mi fama, a mis seres queridos, o por ponerme en peligro de condenación eterna). Todos esos serían motivos egoístas o al menos egocéntricos, es decir, motivos puramente humanos. La contrición perfecta consiste en repudiar mis actos pecaminosos precisamente porque se ha ofendido a Dios que es bondad infinita, contemplando esa injusticia de haber sido malagradecidos con Alguien que lo único que ha hecho es el bien, que lo único que es es Amor y Bondad, y que además es la Majestad y la Justicia inefables. También hay que recordar que no es un asunto de sentimientos ("sentir arrepentimiento"), sino de quererlo con la voluntad, no hacerlo sólo con los labios, o rutinariamente, sino realmente quererlo; decirlo de verdad, con el corazón, con sinceridad. Querer que sea verdad lo que las palabras expresan.

El acto de contrición perfecta hay que practicarlo, de preferencia todos los días (especialmente antes de irnos a dormir, porque nunca sabemos si llegaremos a despertar). Y hay que practicarlo primero, porque es un acto de justicia frente a la bondad de Dios, y también por razones prácticas: si no lo hacemos con frecuencia, el día que lo necesitemos no vamos a saber cómo hacerlo o no vamos a hacerlo como debe ser. También hay que realizarlo cuando estemos en una situación peligrosa como por ejemplo al iniciar un viaje en avión, barco, automóvil, etc. o antes de una operación quirúrgica (en caso de no poder irse a confesar, que sería lo mejor) o si me encuentro en medio de una catástrofe, un accidente, un asalto, un secuestro, o me siento en una situación repentina que pone en peligro mi vida (quizá un ataque al corazón o un accidente neurovascular, etc.) Dios perdona nuestros pecados si hacemos un acto de contrición perfecta, pero también debemos tener el propósito de que cuando pase el peligro (si es que pasa, por supuesto) iremos a hacer una confesión completa lo antes posible y decirle al sacerdote aquellos pecados que no hemos confesado. Confesión completa significa: hacer el examen de conciencia, arrepentirnos, hacer el propósito de enmienda, confesarnos (decirle nuestros pecados al sacerdote) y cumplir la penitencia.
Cuando acudimos a la confesión sacramental basta tener una contrición imperfecta (quizá porque lo que la motive sea "solamente" el temor a la condenación eterna). Pero deberíamos tratar (y sobre todo pedírselo a Dios) de ir perfeccionando y purificando nuestros motivos.

3. El propósito de enmienda consiste en ofrecer a Dios nuestra mejor intención de evitar el pecado en el futuro y de la misma forma proponernos alejarnos de nuestros vicios y acercarnos a las virtudes.

Es bueno observar qué es lo que nos acerca al pecado, es decir, cuáles son las ocasiones y condiciones que hacen propicio para mí cometer un pecado. Esas son las llamadas ocasiones próximas. Cuando las tenemos bien identificadas es necesario evitarlas. Quizá no son en sí mismas pecado, pero hay que verlas como un piso resbaloso inclinado hacia el precipicio cuando hay unas fuerzas que nos empujan y otras que nos atraen hacia ese hoyo que es el pecado.

Cuando el vicio está muy arraigado a veces puede uno pensar que es inútil tratar de salir de él. Pero no, para Dios nada es imposible. Si somos constantes en la oración y frecuentamos la confesión y la Comunión vamos a recibir muchas gracias (regalos espirituales) de Él.

El propósito de enmienda no significa que estemos 100% seguros de que no vamos a volver a pecar, sino que vamos a hacer lo que esté en nuestras manos, a nuestro alcance, para luchar contra nuestros defectos y pecados. Siempre pensando en que queremos agradar a Dios, porque queremos corresponder a su infinito Amor con el nuestro que es limitado.

No debemos sentir vergüenza o miedo de acercarnos al sacerdote para confesarnos. Los sacerdotes conocen las debilidades del ser humano y están ahí para ayudarnos en nuestra lucha espiritual. Los debemos ver como amigos a los que les contamos nuestros problemas, con la diferencia de que cuando conversamos con nuestros amigos no siempre contamos todos nuestros pecados y además no siempre tenemos el propósito de enmendarnos, y sobre todo, nuestros amigos no pueden perdonar nuestros pecados.

Si alguna vez nos regaña el sacerdote, debemos ser humildes y aceptar el regaño, porque al pecar nos hacemos merecedores de eso y al aceptar ese regaño con humildad estamos creciendo en esa virtud que es agradable a Dios. Y al mismo tiempo, generalmente los sacerdotes son comprensivos y bondadosos porque saben que el que se acerca a la confesión lo hace atribulado y adolorido.

Tampoco debemos sentir desánimo o dejar que nuestra esperanza disminuya por ver que caemos una y otra vez quizás en el mismo pecado. Si muchas veces caemos, muchas veces nos hemos de levantar. Y esa lucha aumenta la gracia que recibimos de Dios. Una vez alguien dijo "¿y de qué ha servido que haya yo ido tantas veces a la confesión si sigo en las mismas?" y le contestaron: "Imagínate qué sería si no hubieras ido a la confesión". Esto es para decir que la oración y los sacramentos nunca son hechos en vano, siempre traen un gran beneficio.

Otra cosa que debemos tener en consideración es que "donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia", y que "más se alegran los ángeles y los santos en el cielo por un pecador que se convierte, que por noventa y nueve que no necesitan conversión".

The Most Persecuted Religion

You may go to this sites, or many others:

1. http://thefinalhour.blogspot.com/2009/02/christianity-most-persecuted-religion.html

2. http://thefinalhour.blogspot.com/2009/02/it-has-become-fashionable-to-mock.html

3. http://jmm.aaa.net.au/articles/17916.htm

4. http://www.romereports.com/palio/Report-shows-Christianity-is-the-most-persecuted-religion-in-the-world-english-3170.html

5. http://www.catholicherald.co.uk/news/2010/10/07/christianity-is-the-most-persecuted-religion-say-european-bishops/

6. http://scottthong.wordpress.com/2007/03/28/christians-are-the-most-persecuted-people-of-all/

7. http://www.thestar.com/news/insight/article/901492--christianity-arguably-the-most-persecuted-religion-in-the-world

8. http://www.persecutionblog.com/2010/12/christianity-arguably-the-most-persecuted-religion-in-the-world-.html#tp

9. http://www.lifesitenews.com/news/report-most-persecuted-religion-is-christianity-200-million-suffering

10. http://www.zenit.org/rssenglish-31140

11. http://www.primeraluz.org/index.php?option=com_content&view=article&id=821:nuestra-senora-de-la-masacre&catid=78:edicion&Itemid=421

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Una Nación Católica

8 de diciembre de 2010.

Los cristianos son los más atacados en el mundo. Si se ve objetivamente, en los países occidentales se toleran todas las religiones, pero en algunos países --especialmente en el medio oriente--, está prohibido practicar la religión cristiana, y en los que sí está permitido, hay ataques y a nadie parece importarle.

Finalmente va a ser necesario tener una nación exclusivamente católica en la que los que quieran tener esa religión puedan vivir en paz, sin temor a ser atacados a diestra y siniestra por los medios de comunicación o por el ateísmo oficial, etc.

Ha habido naciones católicas que al pasar el tiempo sufren los embates de "cristianos de izquierda", o "cristianos liberales", que en última instancia se van alejando cada vez más de lo que realmente es ser cristiano. Por eso haría falta una nación donde se cultive libremente y sin ataques un catolicismo tradicional, fiel al Papa y a los obispos y sobre todo fiel a las enseñanzas y espectativas de Jesucristo.

Una nación donde los padres de familia tengan la seguridad de que sus hijos van a recibir una educación realmente católica, sin la perniciosa influencia de una sociedad cada vez más alejada y contraria a los valores del Evangelio.

Precisamente porque la educación no puede ser neutra (o se educa en un sentido o se educa en el sentido contrario, i.e. o se educa en la religión o se educa en el ateísmo), lo que se está imponiendo a las nuevas generaciones en las escuelas públicas es en realidad el ateísmo, el agnosticismo, la indiferencia religiosa, el relativismo.

Es verdad que la religión no fue fundada para vivirla en una "cúpula de cristal", sino para ser la levadura y la sal del mundo, pero al mismo tiempo esa levadura y esa sal necesitan desarrollarse en un medio propicio, o de lo contrario correría el peligro de perder su eficacia.

14 de febrero de 2012.

Me gustaría profundizar en el aspecto del derecho a la libertad religiosa, y cómo esa libertad no está en contradicción con un Estado oficialmente católico. Habiendo en el mundo muchos países seculares y algunos países en los que se practican diferentes religiones de estado, parte de esa libertad religiosa estaría en la posibilidad de escoger cualquiera de esos países para vivir en la situación deseada. Si se quiere vivir en un país laico, poder migrar ahí; si se quiere vivir en un país musulmán, hay varios países que ofrecen esa posibilidad; si se quiere vivir en un país judío, ahí está Israel, etc.

Pero qué pasa cuando unos padres de familia quieren vivir en un ambiente libre de la influencia del relativismo, del secularismo, del agnosticismo, del ateísmo militante, para que sus hijos puedan alcanzar una formación católica completa, al menos hasta que cumplan la mayoría de edad y entonces puedan elegir entre vivir en un país católico o en cualquier otro país donde se viva la religión de su preferencia (o falta de ella).

14 de marzo de 2012.

En Estados Unidos estamos viendo que la Iglesia está siendo orillada al dilema entre actuar conforme a su propia conciencia o dejar de prestar los servicios a los que se siente llamada por la caridad (como el servicio de adopción, o los servicios médicos, etc).

21 de junio de 2012.

Cuando los gobiernos de los estados tratan de obligar a los líderes religiosos o a los creyentes a decir algo, o callar algo en contra de las convicciones de la propia fe, entonces tal parece que esos gobiernos están admitiendo que una libertad absoluta no es posible. Tal parece que se dan cuenta que si se quiere ser absoluta y radicalmente tolerantes y relativistas, entonces se tendrán que prohibir las acciones y las expresiones de los que tienen convicciones diferentes, yendo paradójicamente en contra de los mismos principios de la tolerancia.

En esto consiste la tiranía del relativismo.

Estos gobiernos que tratan de imponer a la fuerza una tolerancia intolerante hacen obvio y ponen de manifiesto lo contradictorio de la situación: a la hora en que el gobierno trata de obligar a todos a la tolerancia extrema de no decir o hacer algo que alguien pueda sentir como contrario a su punto de vista, ese mismo gobierno se pone en la situación de máxima intolerancia, dándose a sí mismo el falso derecho de decirle a todos que están equivocados. Terminando de completar el ciclo iniciado por Voltaire (voulait faire taire) al decir que "podré no estar de acuerdo con lo que dices o lo que piensas, pero estoy dispuesto a dar mi vida por defender tu derecho a expresarlo".

No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo.

Cita apócrifa de Voltaire.

Para esto, habría que analizar los términos de tolerancia y de relativismo.

Parece ser que Voltaire era deísta (creía en Dios, identificándolo con la Razón, origen de todo, pero no en la Providencia).

Parece que su defensa de la tolerancia era sincera: criticaba a cristianos, judíos y musulmanes, pero no les declaraba la guerra a muerte.

Parece que no estaba en contra de la religión, sino de la jerarquía, el dogma y el fanatismo.

Los gobiernos secularistas actuales se van haciendo cada vez mas radicales en sus exigencias de imponer a los individuos su punto de vista: Si una persona o una institución opinan o enseñan que los actos homosexuales van en contra de la naturaleza humana y que dañan moralmente tanto al individuo como a la sociedad, se les acusa de "discurso de odio" (hate speech), y se les amenaza con leyes que prohíben ese tipo de expresiones. (Lo cual va en contra de la libertad de expresión). Aquí, además de ir en contra de la libertad de expresión, se está utilizando el viejo truco de descalificar mi pensamiento poniéndole un falso título: "de odio". No es verdad que los católicos odien a los homosexuales. No es verdad que los estén condenando o siquiera juzgando; simplemente están siguiendo las enseñanzas tradicionales que nos dicen que para crecer y perfeccionarse como seres humanos, hay que evitar ciertas acciones y realizar otras. Además de que lo que la Iglesia reprueba es la conducta, nunca a la persona.

Otro ejemplo de imposición radical es lo relacionado a la llamada "opción"  por el aborto. El gobierno pretende (finge) que le está dando a la mujer la libertad para decidir lo que pasa con su propio cuerpo. Pero en realidad lo que está haciendo es negarle al nonato el derecho más fundamental de todos: el derecho a la vida. Sólo Dios es el dueño de la vida (y por lo tanto de nuestros cuerpos). Lo que recibimos, lo recibimos "prestado". Y aún cuando algunas personas arguyeran que son dueñas de su propio cuerpo, no pueden argüir con razón que también son dueñas del cuerpo de otra persona que es el niño no nacido.

Es verdad que hay situaciones muy difíciles y delicadas, pero eso no justifica destruir una vida humana inocente e indefensa. Entre todos debemos pensar cómo ayudar a aquellas mujeres que se encuentran en esas situaciones difíciles y actuar en consecuencia, pero sin caer en cometer esa tremenda injusticia.

Más actos de imposición secularista: Con el pretexto de la separación de Iglesia y Estado se pretende evitar toda expresión religiosa en el ámbito social: desde los que tratan de impedir que alguien ponga un "nacimiento" a la vista de los demás (a veces se ha tratado de impedir aún tener un nacimiento dentro de la propiedad privada con el pretexto de que molesta la sensibilidad religiosa de otros), hasta querer quitar todo signo de expresión religiosa que se encuentre en público (cruces, crucifijos, estelas con los 10 mandamientos, etc.). Ya no se diga poder hablar de religión en la escuela aún cuando el currículum lo pida por razones históricas o culturales. En Italia e Irlanda, países tradicionalmente católicos, la Unión Europea ha tratado de quitar los crucifijos en escuelas y otros lugares públicos. Además de que ha tratado de imponer políticas abortistas y contraceptistas a poblaciones que por siglos han tenido una cultura y una identidad católica.

Comunidades e individuos católicos hemos perdido nuestro derecho a una identidad propia. Nos hemos convertido en ciudadanos de segunda categoría que recibimos los mendrugos que caen de la mesa de los gobiernos secularistas (que por cierto, han ocupado el poder con engaños). Nos dan permiso de existir como haciéndonos un favor. Nos miran como si fuéramos los retrasados incómodos a los que hay que pretender que toleran siempre y cuando mantengamos nuestras "extrañas ceremonias y convicciones" fuera de la vista de las personas "normales", lo más escondidas que podamos y sin tratar de influir en la acción social o política de la comunidad externa. Tal parece que vamos siendo empujados de regreso a las catacumbas donde pasemos desapercibidos como ratas de las alcantarillas.

Ante esta situación surge la pregunta: ¿debemos permitir que esto suceda? ¿Debemos ser observadores inertes del avance de una postura que a las claras se ve que está dirigida a borrar la cultura católica de la mente de las nuevas generaciones? Esos avances a veces se ven claros en la promulgación de leyes que restringen la libertad religiosa; a veces están mas bien escondidos en sutiles acciones y omisiones de los medios de comunicación (prensa, cine, TV, etc.), o en actos de gobierno o de grupos claramente anticatólicos.

Quizá suene a una teoría del complot. Pero no es así. La mayoría de las personas están inmersas en sus actividades cotidianas, en sus preocupaciones, problemas y pequeños logros. Debemos ser sencillos como palomas pero también astutos como serpientes.

30 de noviembre de 2012.

Todas esas personas que están inmersas en sus actividades cotidianas lo que tienen en mente es resolver los problemas que enfrentan día a día, proveer de seguridad y medios de subsistencia a sus familias, alcanzar metas de superación en los ámbitos profesional, intelectual, social, afectivo, moral, religioso, etc.

Sin importar sus puntos de vista religiosos, el médico musulmán trabaja para curar al paciente judío, y la trabajadora social cristiana trabaja para apoyar cuando se necesita, al cliente sikj.

A nivel individual de trabajo diario, no hay generalmente ningúna distinción por motivos religiosos, al menos en forma explícita --aunque internamente algunos desearían que los demás se convirtieran a su propia religión, o incluso, dan un poco más de preferencia a los de su propio grupo en una forma que no se note, para no causar enfrentamientos o para evitar ser acusados de discriminación.






















 

sábado, 4 de diciembre de 2010

La Fe


Existen al menos dos conceptos expresados por el mismo término, fe. Uno se refiere a la doctrina, como "la fe católica" y otro a la vivencia, como "tener fe o no tenerla". Quizá no fui muy claro con mis alumnos hoy. Les dije que la fe es un acto de la voluntad, que si se quiere, se puede creer. Y también les dije que es una gracia de Dios que hay que pedirla. Pero lo que no aclaré fue que es Dios quien primero nos la presenta y ya está en nosotros aceptarla o no.

Al mismo tiempo, hay una fe religiosa y una fe humana. Ambas consisten en creer algo que no se ve. La fe religiosa se refiere a creer en Dios, los ángeles, el cielo, el infierno, etc. La fe humana se refiere a creerle a otros seres humanos cuando nos dicen algo que no vemos, por ejemplo le creemos al doctor cuando nos dice que la medicina que nos receta es la más apropiada para curar nuestra enfermedad. O le creemos al científico cuando nos dice que las partículas de las que está hecho un protón son los protinos y las partículas de las que está hecho un neutrón son los neutrinos. O al científico que nos dice que el primer elemento que se creó después del "big bang" fue el hidrógeno, etc.

Corrección: (Sorry)

Eric A. Taylor: "Are there particles that are counterparts to the neutrino, like protons and electrons to the neutrons?"


Soul Surfer: "You are not thinking correctly here. The electron and positron are linked with the neutrino as leptons or light particles and are not considered to be composite.

The proton anti proton and neutron (with its antiparticle) are Baryons or heavy particles made up of quarks."

Hay aún otra fe no-religiosa, si se quiere: la de los ateos que afirman que Dios no existe. Porque para afirmar que Dios no existe se tiene que creer en algo que no se ve, es decir, no tienen ninguna prueba evidente de su afirmación y aún así lo creen.

Un blog que me gustó, una página de catequesis Marista: Grupos de Amistad.org Maristas Colegio San Fernando.